Kurky, el apodo cariñoso de Francis Kurkdjian en su juventud, evoca un deseo insaciable de libertad. Un perfume que te anima a ver la vida en color, a soñar y a volver a sorprenderte.
En una cremosa y apetitosa nube de almizcles blancos, Kurky destila notas frutales que recuerdan a los caramelos tutti frutti. Una composición concebida como una gran carcajada, una sonrisa y un rayo de sol: una invitación a despertar al niño que llevamos dentro.
Lo suficientemente sorprendidos para soñar, lo suficientemente despreocupados para hacerlos realidad: Kurky es la fragancia gourmand para los adultos que se atreven a soñar como niños.